No es ninguna novedad que el plástico se ha convertido en un grave problema para el planeta, y es increíble darnos cuenta de lo entrelazado que está con nuestra vida cotidiana. Desde la ropa que vestimos hasta las cremas que nos aplicamos por la noche, el plástico se ha convertido en un hilo invisible dentro del consumo moderno.
Pero ¿qué significa realmente “plastic-free”?. Muchos productos de belleza que se comercializan como sostenibles siguen conteniendo plásticos ocultos. Algunos se degradan en microplásticos y otros requieren procesos industriales para descomponerse. A menudo oímos palabras como «ecológico», «natural» o «eco», que suelen estar poco reguladas y dan la ilusión de responsabilidad sin ser certificados. Aunque seguimos reciclando cuidadosamente lo que podemos, gran parte de ello sigue acabando en vertederos u océanos. La realidad es que el plástico está en todas partes: en lo que compramos, en las envolturas y, a veces, incluso en las propias fórmulas.
Cada mes de julio, el Mes sin Plástico nos anima a analizar profundamente el papel que desempeña el plástico en nuestra vida cotidiana y su impacto. Es un mes que inspira a personas de todo el mundo a reducir su dependencia de los plásticos de un solo uso y a adoptar hábitos más conscientes. Pero este cambio va más allá de cambiar las botellas de plástico por otras de vidrio y metal o probar un cepillo de dientes de bambú. Se trata de analizar más detenidamente los productos que utilizamos a diario.
Cuarto de baño: crea una rutina de belleza sin plástico
Cada mañana nos levantamos y entramos en uno de los lugares que más contribuyen a la generación de residuos plásticos: el cuarto de baño. Desde botellas de champú hasta sérums, pasando por tubos de pasta de dientes y rastrillos desechables, los rituales de belleza que conocemos y amamos suelen venir envueltos en capas de plástico de un solo uso, diseñadas para ser desechadas sin pensarlo dos veces.
Reducir el plástico en tu rutina de belleza no significa cambiarla de la noche a la mañana. Se trata de tomar decisiones más inteligentes y responsables con el tiempo. Empieza por cambiar los frascos desechables por opciones reusables, como los productos para el cuidado de la piel de Noble Panacea o los perfumes a base de aceite de UNIFROM. Además, busca productos envasados en vidrio o aluminio, que ofrecen alternativas elegantes y sin plástico. Los productos en formato sólido son otra forma fácil de reducir los residuos. El champú, el acondicionador de OUAI e incluso las barras faciales eliminan la necesidad de botellas. Más allá de las fórmulas, replantéate tus herramientas: las almohadillas de algodón reutilizables, los cepillos de dientes de bambú y los rastrillos no desechables tienen un impacto notable. Prueba a cambiar tus jabones por una pastilla de jabón de Humanrace o Meylon.
Belleza recargable
Los productos de belleza recargables son una de las formas más eficaces y sencillas de reducir los residuos plásticos sin renunciar a su eficacia ni al lujo. Invierte en envases ecológicos diseñados para durar, como frascos de perfume o tarros de crema hidratante. Con el tiempo, esto te permitirá reducir significativamente los envases de un solo uso. Marcas como Diptyque ofrecen elegantes cartuchos recargables para perfumes sólidos y difusores. Estas marcas están liderando este cambio, ofreciendo fórmulas de alto rendimiento en estuches recargables. La ventaja es que se generan menos residuos y se reduce la huella de carbono global de tu rutina con cada recarga. Los productos recargables también invitan a adoptar un enfoque de consumo más lento y meditado, que valora la longevidad, la artesanía y el cuidado consciente por encima del exceso.
Los pequeños cambios pueden tener un impacto duradero, especialmente en tu ritual de belleza. Empieza por sustituir los productos de un solo uso por otros más sostenibles y de mayor calidad. Las barras de champú y acondicionador son una opción que reduce el desperdicio y no compromete el rendimiento ni el placer. Incluso puedes considerar usar otras herramientas, como cepillos de pelo biodegradables, las maquinillas de afeitar recargables o las esponjas de origen vegetal. Estos productos aportan funcionalidad y belleza a tu estantería.
Fíjate en marcas líderes como Gucci Beauty, que han diseñado productos recargables, como su base de maquillaje Cushion De Beauté. Otras marcas destacadas son Augustinus Bader, que envasa sus productos en botellas de aluminio y cerámica sin plástico. Piensa también en el cuidado corporal con envases de aluminio y fórmulas sin agua de Aesop, o en las mascarillas faciales de MZ SKIN, que ofrecen envases minimalistas para reducir los residuos o utilizan envases de vidrio para muchos de sus productos.
¿El truco definitivo? Rellena cuando puedas, trasvasa cuando sea necesario y crea un tocador sostenible. Un tocador en el que todos los productos sean bonitos, funcionen a la perfección y dejen una huella más ligera en el planeta.